20/4/10

No sé bien de qué se trata, ni siquiera podría definir lo que siento cuando, al verte venir hacia mí, recurrís a cualquier cosa con tal de no hablarme. Y no me refiero a saludarme o abrazarme. Lo que digo es que no siento que estés conmigo. Pocas veces veo una sonrisa sincera o una preocupación real. Es difícil, porque sé que te quiero mucho y vos a mí. Pero ¿dónde estamos? ¿quiénes somos? ¿qué nos pasa? ¿Tan difícil es mirarnos a los ojos? Quizás lo difícil sea enfrentar a eso que hay del otro lado. Ver que no es como creíamos, que hay una gran parte de decepción o indiferencia. Enfrentar eso es como demasiado. Y nunca es de un sólo lado.

Pero a esta altura, me conformaría encontrar algo cierto. Algo cuya verdad pueda decirse y hablarse, y estudiarse y tocarse. Y arrancarse. La verdad. Con o sin dolor. Pero sin adornos, ni sonrisas tontas. Nuestra verdad.