18/11/10

Nunca hablamos de aquellos cuentos al final, no? Me parece que no, que yo quería decirte pero por algún motivo... Hasta creo que hice una listita en mi cabeza, cosas que no me quería olvidar de comentarte. Sí, yo, que hoy si me apurás no sé ni cómo ni por qué escribo, yo tenía comentarios para hacerte. Eran buenos, los cuentos. Ahora sólo tengo alguna imagen vaga... Dos muchachas conversando en un bar y un mozo muy gordo (¿o sólo hablaban de alguien gordo?), una casa silenciosa por la noche, una ventana, una pareja. Pero soy pésima, no me acuerdo ni siquiera del nombre del libro.

Hablé de motivos pero no podría especificarlos. Creo que en aquellos días sólo vos podías explicar. Fuiste muy capaz, en su momento, de decir esto porque a o porque b, y porque sería horroroso que c. De este lado no había mucho más que ganas de un abrazo y algunos comentarios sobre un libro de cuentos. Críticas, puede decirse que éramos buenos en eso. De este lado no había mucho más. Una puerta abriéndose hacia quién sabe qué oscuridades -sólo vos podrías mencionarlo-. Puerta que te encargaste de cerrar con inmejorable esmero.

Incomprensiones

Ángeles alados, ¿dónde? En mi balcón inexistente sólo hay un par de macetas rotas con un poco de tierra. Hay un amanecer partido por la mitad, cuya rotura se desborda cada día entre las sombras de los pocos muebles que hay en este cuarto. Si me asomo o llueve o nieva. Es un pedazo de muro sobresaliendo de la pared como un pobre montículo de tierra. Maldito cielo, maldito balcón. Por él dejaría caer cada espejo de esta casa. Un buen día van a hacerlo y será sobre mí. Yo no me voy a dar cuenta porque voy a estar ocupada regando unas margaritas ahí abajo. Entonces, uno por uno, van a romperse en mil pedacitos junto conmigo. La de arriba quedará feliz en una casa sin espejos, y la de abajo estará muriendo tan inexperta en cuestiones de balcones y margaritas.

Y no va a venir ningún ángel a explicar el misterio.

14/10/10

Vení, no sigas de largo. Quedate un rato. Yo justo estaba por hacer un té, ¿no venís? Hoy dejo todo esto. Esta casa, de este barrio. Entre otras cosas tendré que barrer la mugre y limpiar los manteles, sacar al sol los recipientes, ah, y apagar las luces. Y cerrar la puerta. Porque me voy. Hay que acordarse de cada llave. La vecina dijo que... Pero no importa, qué digo? vení un rato, todavía hay tiempo. Charlemos de algo. Contame en qué andás, qué pensás del otoño, qué vas a cocinar hoy de noche. No te preocupes, claro que no voy a olvidarme de cerrar las cortinas. Todo esto va a quedar solo, mudo. Vení, llenémoslo de voces por última vez. Hagamos que este lugar nos recuerde. Dale. Convidame tu tristeza o tu alegría. No sigas de largo.

5/10/10

Y por qué, justo ahora que decido empezar a mirarme, tengo los ojos con lágrimas?

28/8/10

Yo entiendo perfectamente. No te preocupes. Aunque a lo mejor no te lo sepa transmitir, entiendo. Te estoy mirando y a veces pienso que si yo fuera distinta. Si fuera por ejemplo... Pero entonces ni siquiera hubiera llegado a preguntarme estas cosas. Y vos no estarías ahí, escuchando.
En este sentido es que me gusta pensar que de verdad, más allá de lo predecible, por algo estoy, por algo estás, por algo estamos.

27/8/10

Viajo a ver a mi sobrino y sueño que voy en un ómnibus, llevándolo a él y una mochila gigantesca en la espalda. En el momento siguiente del sueño estoy en la calle, mirándome los pies, no tengo nada: nada en mi espalda y nada en el piso, al bajar del ómnibus dejé arriba la mochila con las cosas más importantes, no tengo nada, y mi sobrino, lo perdí todo, me quiero morir, me despierto.

3/5/10

Me dormía en aquel escenario de hormigón pintado de celeste, donde otros habían subido a hacer sus demostraciones. Yo había esperado pero finalmente me habían avisado que no, que no se había podido hacer y que iban a salir igual sin mí. Alguien cantaba una canción o algo similar, un cuento quizás. Y después apagaban las luces. Pero me daba cuenta de que a pesar de haber querido estar sobre ese escenario toda la tarde, para dormir resultaba muy incómodo. Y me quedaba quieta mirando la oscuridad.

.....


Era un tobogán gigantesco. No tenía ningún problema en cruzarlo, al principio. Después arriba se me ocurría que, a lo mejor, si me daba miedo me caía. Y me agarraba de la baranda, por las dudas. Pero a cada paso el miedo aumentaba. Y así también la certeza de que me iba a caer. No podía ver bien qué distancia había hasta el piso.
Una amiga, acercándose, me mostraba una escalera que yo no había visto y que estaba justo en la mitad. Así que no había necesidad de ir hasta el otro lado. Se podía bajar cómodamente por esa escalerita. Yo descendía sintiendo que aquello no estaba del todo vertical, pero aún así, descendía. Cómodamente.

2/5/10

divisiones.

Sé que conversás, sé que comprendés, sé que vas a volver.
Podría decir: cuántas hojas, cuánto otoño.
Pero nada de eso sería cierto, porque sólo estoy pensando en tu recuerdo. En que tu recuerdo no para de llegar, no para de venir. Día a día. Como gotitas, en mi cabeza. De lo que eras, de lo que fue.
Pero vos, ahora, vos no estás y yo, ahora, no estoy sola. Sé que comprendés, vos, el que me abraza, el que vuelve. El que está.
Pero vos no estás.
Vos, aquel.

20/4/10

No sé bien de qué se trata, ni siquiera podría definir lo que siento cuando, al verte venir hacia mí, recurrís a cualquier cosa con tal de no hablarme. Y no me refiero a saludarme o abrazarme. Lo que digo es que no siento que estés conmigo. Pocas veces veo una sonrisa sincera o una preocupación real. Es difícil, porque sé que te quiero mucho y vos a mí. Pero ¿dónde estamos? ¿quiénes somos? ¿qué nos pasa? ¿Tan difícil es mirarnos a los ojos? Quizás lo difícil sea enfrentar a eso que hay del otro lado. Ver que no es como creíamos, que hay una gran parte de decepción o indiferencia. Enfrentar eso es como demasiado. Y nunca es de un sólo lado.

Pero a esta altura, me conformaría encontrar algo cierto. Algo cuya verdad pueda decirse y hablarse, y estudiarse y tocarse. Y arrancarse. La verdad. Con o sin dolor. Pero sin adornos, ni sonrisas tontas. Nuestra verdad.

12/2/10

Ayer vi fotos tuyas. Estás cambiado.
Pensar que yo pensaba, que todos estos años, vos y yo.
O por lo menos que un tiempo.
Ahora, estás cambiado.
Supongo que yo también, pero vos no me estás
mirando
desde el otro lado.